Del sueño a la Realidad...

Sueño que me despierto, veo las nubes detrás de los árboles, me levanto y atentamente observo el rostro reflejado en el espejo... preguntándome quién es la que está durmiendo.

viernes, 26 de agosto de 2011

LOS ESTADOS DE ANIMO (el aprendizaje de la serenidad)

UNA NIÑA SE CAE


Ya de pequeña eras sensible. Había cosas que te emocionaban y te provocaban estremecimientos o arrebatos: un gesto, una palabra, un rostro triste, el paso de una nube o el sonido del viento.

Esos resbalones del ánimo llevaban tiempo molestándote. Habrías preferido ser menos sensible y sentir más serenidad. Querías ser adulta, y esas reacciones de niña en tu vida de adulta te estorbaban. No sabías muy bien qué hacer. Tratabas de cerrar los ojos y hacer caso omiso de esos minúsculos desgarros cotidianos. Sentías que podían llegar a ser desestabilizadores, pero resultaba que justamente no tenías ganas de que te desestabilizasen.

Después, poco a poco, aprendiste a aceptar esos momentos que nos emocionan y despiertan. Y también a aceptar todos los estados de ánimo, felices o dolorosos, a que daba lugar su contacto, producto de su estela. Nuestros estados de ánimo, eso el lo que queda en nosotros tras el paso del tren de la vida. Entonces uno puede quedarse escuchando, observando, sintiendo. A ti, a al fin y al cabo, también te gusta descansar un poco... Por fin has entendido y aceptado que los estados de ánimo son el latido de nuestro vínculo con el mundo. Ahora incluso te parece que tu alma se ha puesto a existir, a respirar con más fuerza. No es que sepas qué es "tu alma", pero de alguna manera sientes confusamente que "eso" es algo que existe. Y sabes asimismo que tu vida puede ser sensible y serena a la vez. Has cambiado, despacito. Gracias a esos pequeños instantes de vacío. Copos de existencia, plumas de vida caídas del cielo. Metamorfosis silenciosa.

Christophe André

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