Del sueño a la Realidad...

Sueño que me despierto, veo las nubes detrás de los árboles, me levanto y atentamente observo el rostro reflejado en el espejo... preguntándome quién es la que está durmiendo.

martes, 19 de julio de 2011

CONTINENTE


Ya no hay islas...

Se fundieron de nuevo los continentes,
las mareas intrigadas de lunas sometieron al mar a tortura
y cedió el tiempo su impostura
desvaneciendo en su caida la vieja cartografía.

Ahora siempre hay tierra bajo los pies,
se navegan horizontes inexplorados,
nada viene a ser resultado, solo es.

Y voy andando... 

LO DE DENTRO


Soy yo la que mira y soy yo lo que alcanzo a ver,  en las pupilas de los demás veo mi propio reflejo, un reflejo adulterado por mi propio pensamiento, que toma en cuenta sus creencias en vez de atreverse a mirar de nuevo. Me he dado cuenta de que el pensamiento no puede llevarme a ningún sitio nuevo, todo lo que el pensamiento puede procesar es pasado, es subjetivo, es producto de su propia creación.

Todo lo que siento es parte de mi ser, ahí reconozco mis luchas, mis anhelos, mis sombras batallando contra el condicionamiento que he recibido desde el principio. Todo eso que veo es mío porque yo lo creo,  lo creo deliberadamente al caer en las trampas de la existencia, lo creo al confundir lo de dentro y lo de fuera, lo creo mientras mantengo la actitud vegetativa del que sin darse cuenta se queda profundamente dormido.

A lo largo de mi vida he pensado demasiado, siempre he tratado de encontrar una lógica, siempre he tratado de ver las razones, los orígenes… lo oculto. Quizás por fin ha llegado el momento de ser sencillamente, de ver sencillamente, de oler sencillamente, de sentarme y dejar que fluya todo a través de mi, sin miedos, ni expectativas, libremente, sin hacer absolutamente nada mas que contemplarme serenamente.


Hoy pretendo mirarme con los ojos del alma, los ojos que ven más allá de los sentidos, porque me he dado cuenta de que si miro bien todo es nuevo, ahora mismo he renacido, cada segundo, de instante a instante me concedo la oportunidad de ser por entero yo misma, sin expectativas, sin miedos, sin angustias… sólo ser. Hoy confio, confio en mí misma, en mi voluntad, en mi capacidad, en mi intención, confio plenamente en el  universo y en todas las posibilidades. Hoy la luz me alumbra desde dentro. 


Pero ahora que me miro contemplativamente con los ojos del alma, me veo amorosamente y recorro en un instante atemporal, mi existencia, todo se ha dado, todo ha ocurrido y sigue ocurriendo tal y como ha de ser. Todo me ha llevado hasta aquí, hasta el ahora continuo y presente y aquí es donde siempre mantengo la firme oportunidad de ser con total plenitud todo aquello que potencialmente ya soy.

Hoy tengo el propósito delimitado por el verbo,  pero es que es justo eso lo que pretendo, necesito verbalizar, intentar expresar lo que siento, porque tengo la firme intención de reflejarme desde dentro hacia fuera, abarcando los confines de mis luces y mis sombras, alumbrando con el faro de la atención plena el sin fin de constelaciones que pueblan mi universo interior.

Dentro está todo lo que soy capaz de ver, el sol, las estrellas, los arboles y las montañas… Dentro está todo lo que soy capaz de percibir, el olor de la hierba mojada, el sabor de una infusión con miel, el tacto azucarado de una caricia tierna y los sonidos de la noche estival. 

Fuera es lo mismo. Cuando miro a los ojos de la gente que se cruza, en realidad me estoy mirando, cuando compadezco aquel hombre por su gesto, en realidad me estoy compadeciendo de mi misma. Cuando me parece estar interiorizando en realidad no es más que un reflejo, un reflejo continuo… porque lo que es dentro es fuera.


Hoy simplemente observo pacíficamente y contemplo un amplio trabajo por hacer, se que tengo todas las herramientas que necesito, también se que dentro de mi están todos los ingredientes y en esa certeza sigo atendiendo al momento, para no dejarme arrastrar por las corrientes del pensamiento hasta las orillas del sufrimiento.  Estoy presente y atenta, tengo anclas para mantener mi posición, tengo la intención y tengo el tiempo, así que sigo… paso a paso por el camino, terreno firme… que con mis pies recorro.


jueves, 7 de julio de 2011

martes, 5 de julio de 2011

FRAGMENTOS

MOMO recorrió con la mirada la sala llena de relojes y preguntó: Para eso tienes tantos relojes, ¿no? ¿Uno para cada hombre?
No, Momo – contestó el maestro Hora-. Estos relojes no son más que una afición mía. Sólo son reproducciones muy imperfectas de algo que todo hombre lleva en su pecho. Porque al igual que tenéis ojos para ver la luz, oídos para oír los sonidos, tenéis un corazón para percibir, con él, el tiempo. Y todo el tiempo que no se percibe con el corazón está tan perdido como los colores del arco iris para un ciego o el canto de un pájaro para un sordo. Pero, por desgracia, hay corazones ciegos y sordos que no perciben nada, a pesar de latir.
Fragmento de Momo, Michael Ende.

A VECES ME PAREZCO A MI MISMA

A pesar de todo me sigo sintiendo extraña, puede que me haya reconciliado con la vida y haya aprendido que es aquí, justo aquí, en el suelo que piso, donde se demarcan los hechos que determinan mi vida, intento estar siempre en modo presente, intento y muy frecuentemente lo consigo disfrutar la alegría de estar vivo y vivir el segundo, con lo que traiga. Pero a pesar de todo a veces me resulta inevitable llegar a momentos como estos, en los que mi espíritu y mi instinto me revelan con una voz cada vez más acusada que me pierdo aún  mucho más.
Mis esfuerzos se encaminan a intentar equilibrar esas fuerzas opuestas que percibo, por un lado la vida me brinda la oportunidad de ser la persona que soy sencillamente, levantarme por la mañana, agradecer la bondad de la ducha, salir a la calle vestida impecablemente, dar por bueno todo lo que ocurre y convivir en esta sociedad. Hago lo que toca,   a lo largo de las horas voy recopilando hechos básicos y clasificándolos en los archivos de la memoria con fines absolutamente prácticos… pero es bien cierto que por mucho que intento no rebasar los límites de los sentidos básicos algo más allá de ellos se me cuela por las grietas, y no puedo evitar recoger la mirada acongojada del que pasa a mi lado, no puedo dejar de percibir la decepción o  el desengaño del que viaja a mi lado en silencio, no puedo dejar de reconocerme en los ojos gastados del que se cruza conmigo en el derrotismo. Si pudiera pasar todo eso inadvertido a mi ojo, todo sería distinto, pero no ocurre así.

Cada noche medito, intento meditar a diario y no lo hago como lo hacía antes, concentrando todo el movimiento mental a la parálisis, para así, desprenderme de lo vital y alcanzar las alturas cósmicas del espíritu elevado. Ahora cuando medito, intento hacerlo de un modo absolutamente nuevo, ahora cada vez que medito simplemente respiro, respiro para encontrar el silencio y es el silencio el que me permite observar de un modo nuevo. A través del silencio llego a una luz, una luz que está justo en mi interior y que alumbra lo más profundo de mi ser. Veo lugares que desconocía y que me impedían ser consecuente con lo que en realidad desde siempre he sido.  Esa luz me guía y me proporciona la alegría para seguir descubriendo las facciones más infames de mí, las que no he querido nunca admitir, ni mirar, ni remover.  Y cuanto más ilumino todo ese maremagno de desechos que soy, más me oprime la realidad que observo en la división.
Se que estoy trabajando en las capas más inferiores y que el camino es muy largo y que me queda mucho por hacer. No sé como lo recorreré o si me quedaré eternamente vagando en círculos por los confines reticentes de la propia inercia. Voy muy despacio, masticando con interés cada circunstancia que aparece en lo diario, las luces y las sombras son partes de todo mi ser eterno. No me interesa el que, ni el cómo, me interesa únicamente lo que es. Ahora voy observando día a día mis propios valores, la manera en que el silencio y la luz que soy se manifiestan en lo cotidiano, pero aún así, de este modo tan paciente, tan sereno y tan pacifico a veces, me siento en conflicto.
Me gusta poder compartir esta contradicción, encontrar con quien debatir estos temas que se escapan a lo ordinario, eso que a veces me remite a  mis estados  anteriores y me da miedo  saber. No puedo o mejor...  quizás es que no quiero dejar de sentir, de vivir todas estas realidades circundantes, que a través de no sé qué tipo de grieta, se cuelan sin preaviso en los espejos de la realidad común.
Si digo lo que siento, la verdad, lo único que se es que a pesar de no saber absolutamente nada con certeza,  todo lo que soy me sigue empujando más y más a todo este mundo exterior donde me reflejo de una manera extraña.  Desconozco los motivos, desconozco las razones y es más... tampoco necesito saber nada.  Hace ya un tiempo que vengo prescindiendo de la mente coloquial para estos temas. La uso para lo vital, pero en estos planos la mantengo fuera, porque ella quiere imperar y mantener mi ego siempre a salvo. Yo por el contrario me he vuelto cada vez más humilde y simplemente me entrego al instante, a veces me siento derrotada, me tumbo exhausta y confundida hasta que de nuevo vuelvo a respirar, respiro hondo y todo se vuelve silencio... ya no quedan quejas, ni remordimientos, ni   culpabilidades y entonces aparece de nuevo mi luz.
Mi luz podría definirla como una alegría mayúscula que aparece muy dentro e ilumina desde el interior toda la podredumbre que a ratos me envuelve. A pesar de mis desgastados errores, la alegría viene a mostrarme de un modo que no deja lugar a dudas, que esos errores son  ella misma, que gracias a esos errores se ha conformado, que en ellos mora y en ellos surge. Es la alegría de ser, la alegría de mi alma, mi alma que  brilla en el inmenso gozo de vivir en este cuerpo que es el mío.
Tengo por delante todo el tiempo del mundo,  nadie ni nada, me obliga a avanzar en ningún tipo de términos, gracias a eso me he vuelto absolutamente pacífica, el tiempo se ha vuelto un aliado y los hechos diarios son como una especie de laboratorio donde paso la vida.

Todo es muy nuevo. Estas sensaciones son muy diferentes a todo lo que había sentido anteriormente aún en mi fase más mística. (No sé si atreverme a llamar a esto estado espiritual).  Ahora entiendo los conceptos de un modo distinto. No busco la espiritualidad en las alturas, quizás simplemente he descubierto que con la suficiente abertura mental, es el propio espíritu el que viene como un holograma de absolutamente todo a darme una consciencia mucho más amplia de la que jamás soñé.
Lo que más han cambiado han sido mis ojos, ahora son ellos los que se detienen a observar y lo observan todo desde esa alegría.  Luego, como ahora, cuando intento explicar o racionalizar lo que siento, no puedo hacerlo realidad. Lo bueno de todo, es que no tengo nada mejor que hacer, lo mejor es que tengo todo el tiempo de este mundo, lo genial es que con ello, a pesar de la propia contradicción me voy reconociendo. Me desenredo de mis mentiras y de mis hábitos. Destapo mis escudos, me libero de mis defensas.
Me siento cada vez más desnuda, pero  no por ello más indefensa. Los miedos vienen a poner de manifiesto mi inmensa humanidad, pero de un modo u otro siempre acabo por encontrar el valor para seguir.
Mi objetivo es este, este punto exacto donde una gran mirada nos enseña absolutamente todos los puntos de vista a través de todos los tiempos.
A veces me parezco a mí misma, reflejo de algo mucho más grande que yo.

viernes, 1 de julio de 2011

MOIRAS

El silencio es como un juez que no dictamina.
El tiempo, es en cambio, otra cosa,
es más bien, un impostor que asusta y engatusa.

El miedo y las pasiones son aún territorios más terribles,
están llenos de fantasmas, de mentiras y de sangre derramada.

El perdón es un lugar inhabitable para la rabia,
el coraje no duerme nunca tranquilo en su lecho.

La vida es sencilla, somos nosotros, tú... yo me incluyo,
los que nos cimbreamos en los alambres de la cuerda floja,
los que nos dejamos repeler por una vara imaginaria.

Somos todo nosotros, el silencio, la calma,
la deriva, la voz y los destinos.

Somos los que tejemos el ahora,

y por supuesto,
también,

el hilo.

también somos el hilo.

ALUMBRAR AL TIEMPO



Desde el tejado lo digo bajito, cuando no sirve el grito, ni la voz alzada para alumbrar.

No hay verbo, sólo silencio
entreteniendo al tiempo.
Llega la mañana y la brisa huele a fresco
aunque el sol enfurezca de rabia
sobre las nubes inmaculadas.

No hay distancia, sólo presencia
que amplía el horizonte en todo caso,
Así, me entretengo en regar las flores y el huerto,
acaricio el dulce aroma de la cosecha
donde todo empieza nuevo y acaba perfecto.