Siempre un clarito de luna llega en la noche
y yo... yo siempre la espero.
Bella y fugaz, entre las nubes.
la noche entra entonando notas sufíes.
y yo... yo siempre la espero.
Bella y fugaz, entre las nubes.
la noche entra entonando notas sufíes.
Aquí no existe más reloj que el ahora,
silencio y soledad; eterna aliada, invencible enemiga
engalando con perlas la luz que riega mis sentidos.
Cada letra se agarra al pecho como una ronquera afilada
abriendo el camino a mi alma errante,
que palpita lenta y sosegada en su perenne paso.
Llega puntual la luz esclarecedora, en el segundo imperecedero
que extrae la atención del fornido espejo de mis cegueras,
y ahí está, exacta, la latencia insonora de su presencia.
y ahí está, exacta, la latencia insonora de su presencia.
Miro al cielo, la luz de nácar entra por la ventana
sostenida y frágil, pero alumbradora.
La miro sin miedo, me habla, la escucho,
ella me guiña cómplice un ojito, yo callo y sonrío…
…lo sabe todo la Luna.

No hay comentarios:
Publicar un comentario