Del sueño a la Realidad...

Sueño que me despierto, veo las nubes detrás de los árboles, me levanto y atentamente observo el rostro reflejado en el espejo... preguntándome quién es la que está durmiendo.

lunes, 28 de enero de 2013

NIEBLA


Cada una de mis pequeñas expansiones viene precedida de un extraño fenómeno de aturdimiento.  

Al principio parece una simple sensación de desconcierto, como si cualquier cosa estuviera bañada por una luz desorientada. Luego le sigue un periodo de angustioso eco, como si todo rebotase en contra mío, produciéndome un deseo insalvable de buscar cobijo y quisiera escaparme de mi misma huyendo hacia adentro, buscando orificios de entrada donde no hallo más que locura. Finalmente, cuando he hibernado lo suficiente empieza a penetrarme una sensación de aliento y alivio, entonces se que es el momento cumbre, el umbral propicio para rasgar el nuevo velo y volver a despertar.

Hoy vuelvo a despertarme una vez más, mirándome al espejo del Ser sin ver más allá de lo que hay y vuelvo a verlo todo distinto. Los matices son tan sutiles que la mirada se detiene a tiempo de observar el movimiento, hasta que la paciencia alcanza la velocidad que todo lo inmuta y en ese instante eterno, Veo.

Ya no hay juicio, ni lamento, ni memoria. Ahora solo queda un sostenido sentido de la presencia, cuando nada hay que quede cerca.  Me siento extraña y a la vez reconfortada por este gozo indescriptible que me ha desnudado de adjetivos.  No sé nada, nada afirmo y sin embargo tengo la sensación de estar más cerca que antes de mi propia fuente. 

Siento una pequeña presión en la frente y el pecho abierto y florecido. No sé que hago escribiendo, pero sé que mis dedos esperaban con hambre feroz el teclado.  

Dentro de mi hay riadas de letras desbordándose, no sé a que mar se dirigen, pero siento que un océano entero se ha destapado y mis dedos entumecidos de silencio no logran encauzar tanto diluvio... pero no importa, eso no importa. Se que no puedo contener tanto mar y ni lo intento. Soy efluvio y navío a la deriva que busca puerto... y el puerto... tarde o temprano, aparecerá en el horizonte de un amanecer cualquiera.

Mientras tanto, sigo presa de esta caótica contradicción, vivo en este torbellino de realidades descompuestas, rasgando como puedo velo tras velo. Contraatacando al miedo con la locura y a la locura con silencio. 

Es tan fino el hilo de mi cordura, como fuerte el destino... y confío serenamente, aunque el viento sacuda las realidades que me circundan y de pronto me quede plantada en medio de un desierto vacío... No puedo negar lo Inminente, no puedo soltar la presencia que salta a la vista y negar lo que siento, porque es más grande que mil millones de veces mi existencia y más aún que ignoro.  Así que aquí estoy de nuevo... milimétricamente expandida en comprensión y abierta como un loto que flota entre el estanque y la lluvia.

A ver que ocurre ahora.  






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