El tiempo se sumerge en la fuente, sin horas.
La vida se va, se queda y vuelve.
La vida se va, se queda y vuelve.
Eres aquí, por más que te empeñes en irte
a lugares remotos y perderte por las esquinas
de los paramos a oler las horas descosidas.
Eres aquí, y brotas en un susurro constante
que brinca siempre entre mis rocas, emergiendo
la consciencia de mis sueños renovados.
Eres aquí, presencia y júbilo sostenido
que me amarra al amor, como la yedra
se amarra en lo alto al roble inmenso.
Eres aquí, reflejo encadenado
de mis paisajes oníricos
donde te habito sin permiso.
Aquí eres, aquí estás, y te expandes
como la estela inacabada de un mañana
que promete siempre amanecer.
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