Del sueño a la Realidad...

Sueño que me despierto, veo las nubes detrás de los árboles, me levanto y atentamente observo el rostro reflejado en el espejo... preguntándome quién es la que está durmiendo.

domingo, 17 de abril de 2011

TRIPLE MORTAL INVERTIDO, CON RED

Me queda la fe inquebrantable y por más que se empeñan las lágrimas en ahogarme y las horas en olvidarme yo sigo empeñada en sostener este pulso, que se ha vuelto una lucha de locos y molinos.
Hay muchas salidas, podría salir al paso y dejarme convencer por los generosos mimos que me ofreces, podría en todo caso, sellar mis ojos y obviar está latente soledad que se me agarra a las entrañas cuando te acabas de ir y me acecha sin tregua  haciéndome sentir frágil y diminuta.
Podría enterrar mi corazón en un márbreo panteón  y hacer del día una patraña, fingiendo que nada me importa.  Quizás podría también volver a tomar el menú degustación de la farmacopea y simplemente caer en el sueño áspero  de la rendición. Dejar mi tiempo doblado en la esquina de la calle cobardía y ovillarme entre los miedos que mis propias sombras alargan.
Hay muchas salidas y no todas me sirven.  (Este nuevo modelo que lucha por emerger  es terriblemente exigente, debe ser que está configurado exclusivamente con piezas usadas y la experiencia exige pleno rendimiento y mínimo fallo, pues no se conforma, ni tampoco se duerme).

En verdad, es muy cierto que hay mucho trabajo por hacer, igual de cierto es que la esperanza no se ha perdido, (anda descalza y se desorienta a ratos), pero anda.
Sé que tengo el cuerpo maltratado y parece que la cabeza quisiera estallarme, pero no voy a hacerme la  víctima y esperar que el tiempo o un buen samaritano venga a consolar el dolor de mis quebrantos, esta vez solo estoy dispuesta a  hacer una apuesta temeraria.  Y apostaré todo, que es lo poco que tengo.
Estoy cansada, veo en mi vida un interminable rastro de ser y dejar de ser. Un sinfín de vidas fractales que no han durado más de lo que dura la ilusión de un invento que no es.  Estoy  cansada de mirar lo  que quiero, ya paré de juzgar lo que siento, lo que tengo, lo que tuve y lo que quisiera tener.

Ahora todo es más sencillo, no hace falta que el mundo sea perfecto, ni siquiera hace falta hacer tanto esfuerzo por pulirse uno mismo los defectos, es una lucha imposible de ganar el querer pintar de blanco el negro entero. Y no quiero esfuerzos que no llevan más que al desgaste y al vertedero. Creo que es más sencillo pararse a mirar, aceptando todo lo que hay, integrándolo dentro de mí. Todo,  lo que me bridas con el corazón abierto, lo que hay a mi alrededor, en mi entorno más cercano, lo que el universo perverso pone ante mí en un alarde de  sincronicidades que siempre llegan a tiempo…

y voy a integrarlo todo del mejor modo que pueda hacerlo, intentando en la medida de lo posible, no dejarme vencer por las inercias, ni condicionarme por los criterios subjetivos de nadie.
Tiempo, tiempo y yo misma, es todo lo que tengo, algo me dice que todo irá bien, que obre en calma, con sentido común, con buena sintonía, que todo se halla ya dentro mío,  como semilla de todo lo que ha de brotar.
Así, a fin de cuentas tiraré del amor y de la fé con serenidad y sabiduría por que lo que quiero es salir de este atolladero con mis tres pilares fundamentales enteros, sin dejarme ninguno, son tres:  la razón, la emoción y el alma.
Dicho así, parece fácil, pero desde muy ahora, no lo es tanto. Soy consciente de mis estados carenciales, de mi dependencia emocional, de mis flojeras, de mi subjetividad y del óxido de mi de instinto.  Soy consciente de que me fallan a ratos mucho las fuerzas,  también que cualquier chispa me enciende y prende una explosión de ansiedad y miedo, que me deja exhausta y rendida durante horas.  Soy consciente de mis ruinas y de mi voluntad rota. Pero aún así persevero y espero que sirva para algo, esta insistencia que me brota desde lo más hondo de mi ser.
Siento a rachas que vuelvo a sentirme en conexión  con el universo, pero en ciertos momentos me siento tan sola que a veces creo empezar a transparentar. Me siento tan mal que a veces no sé como logro respirar, en cambio a pesar de todo y gracias a todo, aún me queda esa fe inquebrantable, como una red que me reserva de la muerte en las caídas y me proporciona un gran colchón que me mece mientras me recupero del  desastre… y ahí, caída,  tendida, mareada y confusa, aguardo hasta que todo se para y mientras, recorro de memoria los pasos dados,  veo los fallos, las trampas y los problemas que obvie.  Así estoy ahora, pasando las horas de nuevo en la red, mientras supero la confusión y recupero las fuerzas para volver a intentarlo, porque es así lo que toca, es así el proceso del ser. Un triple mortal invertido.
Ale hop.

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